No pierdan el tiempo buscando patologías médicas porque esta emfermedad aún no esta clasificada como tal y por tanto aún no se ha inventado la vacuna para prevenirla.
Parece que en los últimos tiempos se han popularizado entre estudiantes de último año, las colectas en forma de sablazos para el viaje fin de curso y el abono a una nueva carrera de masters y postgrados, a cual más sofisticado , todo sea por demorar la entrada en la tómbola del empleo ,mientras siga el momio familiar ,ó esperando mejorar aptitudes y asegurar así, la ambición de los grandes sueldos.
Lástima por los miles de horas perdidas ,por las vagas esperanzas de los padres demasiado ocupados en mantener sus ausencias de los problemas filiales ,financianciando inútiles aventuras docentes etiquetadas bajo la forma de un diploma ; pero que, se acaban convirtiendo en apéndices inútiles de las ya excesivas carreras universitarias ,con frecuencia mal aprovechadas que se estrellan contra la incertidumbre del desempleo.
Contra este vicio actual de la masteritis no existe otro remedio que unas dosis de humildad y una importante adición de sentido común , la suma de conocimientos no garantiza ni siquiera un mayor talento y sirve de bien poco cuando están aislados de la experiencia práctica de los mismos , la información excesiva incluso puede convertirse en una losa ,sino circula y sufre el ejercicio de la contradicción en un entorno real.
Muchos de nuestros jóvenes cuando finalizan su ciclo universitario que a menudo siquiera han elegido, buscan ensimismados la forma de especializarse a fin de adquirir el factor mágico de empleabilidad que les convierta en triunfadores, deseables y en consecuencia ricos.
Pocos de ellos son capaces de advertir que en el trasfondo de los cursos denominados de postgrado ,o master pueden coincidir materias adyacentes desvestidas a menudo de su aplicación global ,cuando no están sometidas a un proceso de auto-evaluación personal , que indique a priori ,no solo la capacidad sino las actitudes , habilidades e incluso los valores emocionales que puedan garantizar un desarrollo práctico de lo aprendido.
Asi pues en un país con más de un millón de PYMES , de poco sirve el aprendizaje en macroeconómía ,al que se entregan recién licenciados economistas para acabar desconociendo como conciliar saldos o interpretar una cuenta de explotación ,o incluso,teniendo en cuenta la poca vistosidad de la mayoría de procedimientos penales, poco podrán lucirse los futuros abogados devotos de la espectacularidad de los juicios a la americana ,y cuán lejos quedan los manuales de servicio personalizado, en turismo,distribución de productos u hostelería ,si finalmente hay que atender bolsas de turistas al forfait que no saben distinguir el gazpacho del zumo de tomate.
Entregarse en los brazos de atractivos programas de master o postgrado a la ligera, puede convertirse en trampa mortal y esperada decepción si creemos que a su finalización nos llamarán a la puerta para ofrecernos un empleo, o simplemente pretendemos que una colección de diplomas sea un pasaporte al éxito,capaz de emocionar a consultores , psicólogos o entrevistadores en los procesos de selección.
Asumiendo que el mundo económico no es más que un mercado de capitales,personas o bienes , es evidente que en él solo triunfan los que conocen su oficio , ser un profesional no equivale a ser un buen estudiante , ya que la formación puede contribuir a mejorar la calidad en una profesión ,pero casi nunca al revés .
Solo hay un truco para triunfar y mantenerse y consiste en hacer algo útil y hacerlo bien , con ello gustamos a los demás y hasta podemos conseguir que lo que hacemos nos haga felices , estudiar en vano temas que no nos corresponden sirve simplemente para tirar el tiempo y amargarnos .
Hace algunos años trabajando como profesor en el área de marketing ,vino a verme un alumno que aspiraba a trabajar como comercial , era una persona terriblemente extrovertida ,muy habladora ,tanto que en la comisura de los labios aparecía continuamente un cerco de “babilla” y además su entusiamo con la palabra le producía sudor ,sus ojos se congestionaban y no podía evitar salpicar mientras voceaba, ya que se acercaba mucho a su interlocutor.
Esta persona cuya edad era cercana a treintena, suspiraba por ser algún día jefe comercial ,tener un equipo de ventas y ganar mucho dinero pues asimismo se nombraba como muy persuasivo, obviamente yo le aconsejé ,aún sabiendo que era imposible,que cambiara radicalmente su forma y encauzara sus habilidades aprendiera a escuchar,mantener la distancia, hablar más despacio ,hacer pausas y beber un poco menos, lógicamente no quiso o no supo, pero unos diez años mas tarde supe de él que trabajaba en telemarketing y no dirigía ningún equipo, en cambio parecía feliz.
En realidad el título,o el diploma ,incluso la formación son virtuales ,no hacen a la persona sino que son un medio para desarrollar sus aptitudes y quizás contribuir a la formación que realmente se perfecciona en la calle,o sea en el mundo real, de la misma forma que el amor ,que sólo se aprende amando,el trabajo requiere el aprendizaje de la práctica , la escuela siquiera proporciona herramientas y la cultura aprendida sirve de poco sino se contrasta con la del entorno en que debemos realizarnos.
Con todo esto ,no trato de mediatizar la utilidad de los muy provechosos postgrados, sino simplemente darles el contenido más realista para que puedan ser bien elegidos y por tanto mejor aprendidos, nadie se fía de un chofer que haya obtenido su título por correspondencia ,preferimos personas que sean profesionales y que asuman responsabilidades implicándose con su trabajo.
Debemos establecer las diferencias entre el saber y el conocer ,toda vez que para la simple retención de datos y teoría,cualquier ordenador barato supera a la persona , pero sin duda le falta el alma humana que es la cuna del auténtico aprendizaje.