La Actitud frente al desafio. Por Miquel Bonet, Director del Prog.Competencias de iL3-Ub
No teníamos otra salida y decidimos cambiar el negocio, eso pasó hace 48 años, en mi primer trabajo en Manresa, yo era aprendiz en un taller meçánico textil, el sector estaba en crisis –años sesenta- y a mi patrón Ernesto Descals, le habían llamado la atención, los envases plásticos con departamentos con que se presentaban los bombones suizos, cuando aquí se envasaban en departamentos de cartón.
Fueron a una feria en Alemania y copiaron al detalle una máquina de moldeado de termoplásticos al vacío, a los 6 meses tuvimos el primer pedido por parte de la desaparecida Galletas Victoria y salvamos el negocio y 10 puestos de trabajo, es la primera innovación que viví y mi contacto con lo que sería el estreno de las crisis laborales.
Lo peor que puede pasarnos frente a una situación precaria, desfavorable y crítica, es quedarse plantado o lo peor, no hacer nada y tratar de resolver las crisis con las mismas circunstancias que las han provocado, porque al final podemos morir de inanición o estresarnos cuyas consecuencias, son la pérdida de serenidad y creatividad, haciéndonos incompetentes e infelices porque generamos poca oxitocina, que es la hormona de la felicidad.
Además de la innovación, que consiste en poner en marcha cualquiera de las ideas que todos tenemos, otro camino sería recuperar- que no reinventar porque ya existen- el trabajo por valores, que no es otra cosa que el esfuerzo, la autoridad, la disciplina, el afecto y muy especialmente la ética. Cuanto añoramos la ética en los negocios, ¿Por qué costará tanto entender que es posible ser decente y ganarse la vida?
Naturalmente estos valores que conforman nuestra vida los mamamos en la infancia y van con nosotros, se desarrollan educándolos y practicando y la gente los percibe a nuestro alrededor, especialmente si se integran en un líder, no el “jefe”, se es líder por afinidad, ganándose a la gente y éso se con sigue, con comunicación empática, contagiando ilusión, creando caminos donde no existen y asumiendo riesgos, esos líderes no se hacen con masters, sino que nacen en la calle, es lo que diferencia a la gente que arriesga, crea algo y se equivoca mucho, porque lo ha intentado.
Si asumimos que somos casi todo emoción y razonamos desde ahí, entonces podremos entender que nuestros pensamientos, se expresan con palabras, que éstas se convierten en actos, que crean hábitos y forman nuestro carácter y por tanto nuestro destino vital , por eso, es tan importante la actitud, pues si afirmamos cosas positivas llegaremos a creerlas y aplicarlas.
La verdad es que nuestra naturaleza se ha habituado a la negatividad, porque en la infancia vivimos miles de veces “no“, no puedes, no debes, no toques etc. de allí llegan frases como “Cuidado que te vas a caer” o “no comas dulces” si buscamos la parte positiva, modificaremos el lenguaje, nos haremos asertivos y diremos “Salta, hay una piedra” ó ¿Por qué no tomas fruta? El resultado es el mismo, pero la actitud es distinta, si te lo crees lo haces, nuestra energía es nuestra actitud.
Por último, además de ideas, valores, actitud, hace falta compromiso, nada fideliza más que la confianza y de ésos saben mucho los líderes, pero confianza equivale a compromiso “me dejo caer porque sé que tú estás ahí para sostenerme” de eso falta mucho hoy y aquí, porque la crisis en realidad es de confianza, de liderazgo , de falta de comunicación, de empatía, de aislamiento colectivo, no hay recetas “geniales” pero seguro que si pones en marcha alguna de éstas reflexiones todo puede ir un poco mejor, aunque sólo sea porque se ha intentado.