La crisis de la gaviota. Por Miquel Bonet, Profesor, Abogado y autor de Búscate la vida!
Siempre me gustaron los cuentos porque ilustran de forma fácil, las eternas paradojas de la vida misma y además, siempre se conectan con los comportamientos humanos, por eso hoy, quiero permitirme con la mayor humildad-emulando al maestro Monzó- proponer una historia inventada, dedicada a esta manoseada crisis que parece eterna.
Había una vez un pájaro de grandes alas – aquí tu imaginación puede pensar en una simple gaviota – que se creía especial, se contemplaba volando majestuosamente y gracias a sus habilidades de navegación y como no, de su vista privilegiada, se aseguraba el sustento diario, al tiempo, sintiéndose protegida en su comunidad, aunque sin perder de vista, que debía competir constantemente, ya que “la lucha por la vida” es común a todas las especies.
Naturalmente, sus recursos naturales, se encontraban cerca de la colonia, sin apurar el límite de sus vecinos, que disputaban el mismo territorio. Total que, nuestra protagonista, pensó que si fuera más ligera, tendría más capacidad de vuelo, aumentando el alcance de su visión y sin más, se desprendió del lastre de las plumas más largas, recortando las situadas en las puntas de las alas y también las de cola, que actúan como timón.
En este frenesí de “recortar” plumas, para ser más ligero y volar más alto para otear presas inalcanzables para otros, notó que si bien al principio podía elevarse algo más, debía esforzarse el doble y aunque descubriera con más facilidad el alimento, la pérdida de sus alas traseras, le impedían agilidad, por lo que otros pájaros que ni siquiera se molestaban en buscar, llegaban antes al alimento y así, poco a poco nuestro pájaro se fue agotando, y tuvo que conformar su dieta a los desechos y al alimento de menor calidad que le dejaban sus congéneres.
Es una historia sencilla ¿verdad? Pero cargada de lógica, con enorme paralelismo con el mundo en que vivimos y de la que podemos extraer algunas conclusiones, que me atrevo a destacar, por si a alguien le sirven, pues ya saben tanto mis lectores como mis alumnos, que no soy de los que me limito a la pregunta, me gusta el compromiso subjetivo y siempre opinable.
El pájaro, es la economía del país, obviamente limitado a su propia colonia autónoma, disputando con otras, el mismo territorio de “caza”, por tanto de los recursos de supervivencia.
El cielo, es la libertad que pertenece a todos, que con el método y poniendo la fuerza puede llevarte a lo más alto, disfrutar más espacio visual, pero también hace falta velocidad(esfuerzo) y la flexibilidad(adecuación) necesaria para llegar antes y anticiparse a otros.
El territorio de caza, para sobrevivir y evolucionar, es el mercado, que pertenece a todos, allí todos somos vecinos, no hay amigos, cada uno defiende lo suyo, porque les va la vida y casi nadie comparte nada si no es a cambio de algo, todos tienen compromisos –grupos, intereses, créditos o lo que sea, para atender y compiten para conseguirlo, ¿Cómo?. Pues como ha sido siempre, usando todos los medios, y al límite del marco legal, no porque sea un valor, sino para evitar “que te pillen”.
Y las plumas, naturalmente son nuestras competencias, el talento personal, la convicción que unido a la fuerza y los valores, te hace crecer y evolucionar.
Si todo eso, lo aplicamos a nuestra realidad, nos damos cuenta que recortar hasta la saciedad en retribuciones vulnerables, en gente que genera servicios básicos, como maestros, médicos, policía, bomberos, quitar ayudas a la dependencia, o lo que es peor, colapsar juzgados ó “matar el espíritu emprendedor”, desde educación primaria, incentivando la memoria, en contra del descubrimiento natural infantil o bajar de categoría a la FP, mientras mantenemos administraciones duplicadas como diputaciones y consejos comarcales, convirtiendo la profesión de político en un”chollo” vital, en vez de un servicio público; premiando bancos y castigando al ciudadano, nos hemos transformado en un país irracional, endeudado, líder en parados, con poca conciencia social y mucho recelo, en el que cada uno, campa por su cuenta y si sobrevivimos, es porque hay millones de personas que se levantan cada día para buscarse la vida, aunque, sin la confianza de ir a alguna parte, más allá del día siguiente, porque simplemente ahora, no existe nadie que indique el camino, ni tampoco liderazgo, sólo parches.
La última gran reflexión, sería que volar más alto, sacar lastre, pesar menos, a costa de “recortar”los recursos humanos, el talento y la iniciativa, no te permite llegar antes y si además, tampoco existe un rumbo trazado que conduzca a algún sitio y pierdes la conciencia necesaria para armonizar lo que haces con tus creencias, pues aún peor y finalmente, si vas perdiendo las oportunidades, deberás conformarte con los restos.