No podría ser de otra forma y donde no llega el sentido común -todos sabemos que es el menos común de los sentidos -pues al final tendremos la Ley sobre la igualdad de sexo.
Según nuestra “esperada”, Constitución, no existe discrimación por razón de sexo en España, algo así dice el art. 14 ,aunque, según las costumbres que constituyen el derecho real y lo que vivimos todos los días, los poderes públicos no han promovido según el art.9 , las condiciones para que exista igualdad entre hombres y mujeres.
Hablamos mucho de talento, competencias, resultados y objetividad para elegir quien lidera, trabajar y contribuye a la producción de bienes y servicios , pero en el trabajo “no somos todos igual”, aunque no es tan difícil como antes, el acceso laboral ,siguen las diferencias en salarios y en promoción.
Antes, se presuponía equivocadamente, que la feminidad estaba ligada a otras funciones igualmente importantes pero menos ligadas al trabajo externo , yo, he vivido en la época en que sólo una minoría de mujeres trabajaba fuera del hogar , algunas por necesidad y otras por gusto , pero esta situación atípica se ha corregido en los últimos 25 años.
Por suerte , las aulas universitarias están ocupadas por más de un 65 % de mujeres , y en muchas profesiones liberales como las jurídicas, salud y docencia , existe un crecimiento importante para el colectivo femenino, pero siguen las limitaciones efectivas en la contratación por cuenta ajena.
Me gustaría separar algunas claves, referidos a la causalidad y que sólo quiero anunciar, como reflexión propia.
La educación tanto familiar como en escuelas secundarias, en muchos casos ha “empujado” a las mujeres hacia profesiones peor pagadas.
El incongruente reparto de responsabilidades en el seno de la pareja y la familia , que por suerte se está corrigiendo en nuevas generaciones.
La discriminación salarial precisamente por adjudicar objetivamente funciones laborales menos renumeradas y algunos abusos incontrolados.
La autolimitación de muchas mujeres en su progreso laboral ,la autoculpabilización por ausencia en el domicilio y el posterior chantaje emocional.
Estas son sólo algunas realidades, que sin duda la aprobación de esta futura Ley Orgánica -que no llega al extremo de ley Noruega en que impone cuotas de un 40 % en altos cargos – pero que esperamos que algo arreglará.
Por fortuna, la velocidad del cambio, la tecnología, competitividad e internet , contribuirán a alentar este cambio en la sociedad , en el que tiene que ver mucho , las modas emocionales que nos invaden. Efectivamente , hoy se habla de talento , sin indicar de donde provenga, se plantea más conciliación entre trabajo ,ocio y familia, se selecciona por competencias y se retribuye por resultados.
Por tanto , creo que muchas mujeres ,especialmente las que pertenezcan al colectivo de trabajadores con valor añadido, deberán aprender a gestionar miedos y tabús , aportar sensibilidad, comunicación ,lealtad y buena administración en las mesas de comités directivos, tomar la voz en foros empresariales, sacrificar a menudo si les conviene horas de presencia familiar por calidad de relaciones y mucha tolerancia hacia el otro sexo, por no saberos comprender durante siglos , pues además de mujeres sois también personas.