No te equivoques

Se equivocó la paloma cuando pensó que el norte era el sur, eso lo decía Alberti y.. . nos equivocamos también, no sé cuántos millones de españoles que confiamos en nuestros legales representantes, porque mientras ellos se empeñan en crear las diferencias, se está avivando el fuego de la incomprensión más allá de la geografía. Olvidan que somos personas antes que ciudadanos y que su compromiso social consiste en crear un clima de seguridad, orden y derechos que, antes que nada, permita a la gente, trabajar, vivir y, si es posible, hasta descansar con algo de paz. 

Ya no hace falta ponerle etiquetas extrañas a la crispación porque a los problemas endémicos de este país como el terrorismo, la inseguridad o los despropósitos en la inmigración debemos añadir el enfrentamiento permanente de nuestros políticos. 

Somos víctimas de un extraño virus, mucho más dañino que la gripe o el de las vacas locas, que tiene que ver con la anticultura de la confrontación, que se está adueñando de todos nosotros y las vías de contagio son algunos medios de comunicación. Hoy la crispación sale de la radio, de las pseudotertulias de televisión con cuatro mentecatos que malvenden sus miserias y, desgraciadamente, de la boca de demasiados políticos, la excusa es lo de menos, desde discutir la etimología del término de nación, unos papeles que sólo sirven de recuerdo a las víctimas de nuestro cruel pasado, boicotear o desenterrar desastres navales, ¡qué más da! todo arde en el fuego de la intolerancia. 

Pero mientras tanto, quedan los auténticos problemas por resolver. Nadie habla de que estamos al borde de una recesión económica derivada de una inflación que supera el precio del dinero que hay que comprar en el extranjero, ni de la necesidad de contratar un millón de trabajadores emigrantes en los próximos años, ni de construir más viviendas de alquiler para nuestros jóvenes o de aprender a gestionar la diversidad. 

Acostumbro a decir a mis alumnos post-universitarios cuando abren sus alas para otear el mundo laboral con el único bagaje de algunos conocimientos, que no es tan importante saber en qué quieres trabajar en el futuro, sino tener muy claro lo que “no” estás dispuesto a hacer. 

Eso sirve también para todos. En realidad, deberíamos desaprender estos malos hábitos que no nos gustan, pero que son un lastre para abrirnos más, respirar aire nuevo y comprender mucho mejor a nuestros hijos, así podremos comprobar que la vida no es una cadena de problemas, sino un misterio para descubrirlo juntos. 

Tenemos que empezar un nuevo año con la suficiente serenidad para que toda la intolerancia que fluye a nuestro alrededor no nos confunda, para mí, no existe mejor terapia que aferrarse a la propia verdad personal, tenerse a uno mismo y disponerse a vivir todas aquellas experiencias que nos permiten disfrutar siendo protagonistas. 

Dedicar nuestro precioso tiempo a vivir historias propias, en vez de perderlo en las estupideces de otros, leer lo necesario para tener criterios propios, en vez de sumarnos a la memez colectiva, entender que la magia de la vida no consiste en tener riqueza o fama para después poder realizar, no sé cuantas historias y de esta forma llegar a la felicidad, sino en todo lo contrario, porque si somos y estamos centrados y atentos, tenemos toda nuestra fuerza, y desde allí, haremos lo que queramos y obtendremos este placer único que empieza por la autoestima. 

Decía Oscar Wilde que si eres capaz de enamorarte (creer -diría yo-) de ti mismo, tienes asegurado un romance para toda tu vida, ya sé que esto suena a utópico, pero si de algo estoy seguro es que todos tenemos el derecho y la capacidad de soñar y la mayoría, incluso la posibilidad de decidir que hacemos con nuestra vida, sólo hace falta comprometerse. 

Desde esta revista que es el referente andaluz de la economía y de las personas y que me acoge todos los meses para comunicarme contigo, quiero desearte para el próximo año que puedas realizarte trabajando en lo que más te gusta y que además, te paguen por ello, de esta forma estarás cerca de la felicidad y harás feliz a tu gente.