La lectura del periódico casi me amargó el desayuno, la verdad es que todos los días, suelo abrir el diario sin ningún orden, será porque odio las rutinas y al primer sobo de zumo, me encuentro con la imagen espeluznante de un tal Blesa , posando con un pobre hipopótamo muerto a sus pies y además sonriendo, rodeado de un grupo de serviles( pobres) nativos, con cara excéptica, como ausentes del mensaje; imagínate!, si la imagen de la muerte de por sí, siempre sobrecoge, cuando la víctima es un animal gordito, amable, simpático, empatizado por Disney, en Fantasia, Madagascar y con frecuencia mimetizado en tantos peluches que he comprado a mis nietos y por la gracia de este golfo miserable, convertido en “trofeo”, alguien que es co- responsable de un fraude a miles de ciudadanos de buena fe, que depositaron sus ahorros en una entidad que ha devenido en guarida de ladrones con visa de oro, que acabamos pagando todos y encima con esta pose altiva y orgullosa y uno no puede dejar de pensar en viejas imágenes y actitudes de hombres todopoderosos , que dirigían este país, en mi infancia.
Curiosamente, antes esta obra de teatro de la vida, se llamaba dictadura y ahora le quieren llamar democracia, pero los actores son casi los mismos, como sus abusos, que asco !
Y uno se pregunta, ¿Cómo hemos llegado a este extremo? A normalizar el abuso y la corrupción y menuda semana que he pasado. Precisamente el dia antes, estaba charlando con Jaume Sanlorente (Sonrisas de Bombay), este admirado colega “onegeista”, luchador contra la esclavitud moderna, en el barrio de Kamathipura , que ha rescatado más de 8.000 niños condenados a la mendicidad y la prostitución, ojalá pudiéramos llegar a tanta gente desde nuestra Fundación Kalipay en Negros (Filipinas), por suerte la frescura de Malala , la niña ganadora del Nobel, alivia un poco la tristeza de tener que soportar el espectáculo de los políticos de este país, que han contribuído en menos de 20 años a cargarse uno a uno todos los valores que heredaron de esta comunidad, sin dejar de reírse de los pobres votantes que los han elegido, han robado la esperanza de una o dos generaciones enteras, han empobrecido el país, han vendido la quimera del estado del bienestar y seguirán riéndose hasta las próximas elecciones.
Supongo quer tú, también te has dado cuenta de que , lo que estamnos sufriendo es consecuencia de la pérdida de valores, porqué estos se maman en la familia , se heredan, la moral se ejercita y se aprenden en la infancia, con el ejemplo y es que, al final todo acaba cuadrando, no debe extrañarnos que, este país que está a la cola de Europa, en competencias educativas (Informe Pisa), tenga la productividad, más bien baja, que tengamos más universitarios que gente de oficio, que se prefiera copiar a innovar, que se admire al que vive sin trabajar, que el subsidio sea el medio de vida de millones de personas, que nadie hable de esfvuerzo, de persistencia ó de “ganarse la vida”.
Naturalmente se prodiga la mediocridad, porque pocos compiten por mejorar, aunque existan cifras aterradoras de paro, parece que nadie reaccione, con una pérdida de poder adquisitivo de más de un 30% en los últimos 7 años y en el que, se habla mucho de democracia, pero nadie respeta el turno del vecino, se prefiere discutir a dialogar y juzgar antes que escuchar; ah, y por mucho que se diga, no existe libertad, pues todos somos rehenes de un galimatías legal, en el que, a la vista de lo que ocurre, la alta justicia, es subordinada del poder ejecutivo.
Entonces, nos toca hablar de auténticos héroes, cuando nos referimos a estas personas que tratan de ser emprendedores, a los que creen en esfuerzo, en la honestidad, en la ética, en la urbanidad- que como no se enseña, las nuevas generaciones no saben ni lo que és -, porque la mayoría de padres, en vez de co-educar, prefieren reprender al maestro. En fin, se nos hace muy difícil a la gente normal tratar de ser optimistas, aunque esto sí, hay que exceptuar a los políticos, que mi querido Montaigne, describía como los monos, que trepan y trepan hasta la rama más alta del árbol, para que desde allí puedan enseñarnos mejor su “culo”.