Pensar por ti. Por Miquel Bonet, Profesor,Abogado, autor de Búscate la vida!
Hoy estaba como todos los martes, en mi programa semanal de radio, tratando de contribuir gracias al entusiasmo y el espíritu emprendedor de mi invitada, al descubrimiento de nuevas vocaciones empresarias, que tanta falta hacen , a la vista de los aterradores datos del paro; pues bien, tratando de abstraerme en estos breves momentos de intervención, pensaba que la mayor parte del tiempo, dedicado a la divulgación de la información general, lo dedicamos a los políticos, a la frivolidad de los falsos famosos, al fútbol o a la incentivación de los juguetes virtuales y que el tiempo dedicado a la reflexión, al contraste humano, ya no digo filosofía, pero valga lo del “debate de ideas y creencias”, es escaso y no digamos, el tiempo que dedicamos a innovar, escuchar ideas o aprender prácticas para “crear” algo bueno para nosotros y los demás.
¿se han dado que cuenta que la gente habla más, que lo que hace? Pues yo creo que sobran muchas cosas, entre ellas, sobran gurús aquellos del que ya te lo decía yo”, los romanos miraban al cielo para conocer el futuro, nosotros seguimos mirando arriba, para recibir las ondas de internet, esperando que iluminen nuestra imaginación emprendedora.
El gurú debería tener algo del líder que inspira a seguirle, descubriendo nuevos senderos y que merezca ser escuchado, nunca un coleccionista de frases y fórmulas que se han dicho por “sabios y filósofos ” que vivieron antes que nosotros, desde Sócrates, pasando por Cicerón, Erasmo, Descartes, o los contemporáneos Drucker, Cowey etc, por tanto, es mucho mejor aceptar que nos mienten, que tratar de averiguar porque lo hacen, porque se pueden dar muchas explicaciones sobre la crisis, pero lo único importante es que está aquí y para revolucionarlo todo, y obligando en pensar mucho más en sobrevivir, que en mejorar el bienestar social.
Decía Tácito que solo los países muy corruptos necesitan muchas leyes, aquí tenemos casi 60.000 leyes distintas ¿os suena todo ésto?
Porque será que entre nuestros políticos hayan muchos más abogados que economistas.
Se supone que el trabajo de los juristas, además de redactar leyes, consiste en interpretarlas l y defender a sus clientes, quizás por ello-lo digo corporativamente- hemos creado un maraña de leyes, para competir en la mejor forma de poderlas burlar, ya que se perdió en algún sitio de la historia, la confianza en que el ser humano, actúe honestamente a partir de su ética personal y sus valores, pues ahora, ¿quién confía en un banco, en un político o ni siquiera en el vecino del ascensor al que evitamos saludar? una lástima ¿no?.
Y con este panorama, si no podemos confiar en otros, mejor hacerlo en uno mismo y para ello, nos dotaron del instinto y el sentido común, leáse la capacidad para conocerse lo suficiente para interpretar la realidad sin otros mediadores, son tiempos líquidos como diría el Dr.Bauman y hay que ser flexibles y para ello, sólo hay un camino que es el reaprendizaje a través de la educación; tengo la fortuna de poder ejercer la docencia desde la vocación y he aprendido, que el mayor reconocimiento es sentirse bien con lo que uno hace, por ello invitaría a educadores, por tanto, maestros, padres y gente que ocupa un rol de liderazgo o referente para los jóvenes, a fin de que, se esmeren en ayudar y acompañar a cada alumno, para que descubra que tesoro trae el mundo, no importa si es más importante la ciencia o el arte, la jerarquía empieza por los valores, pues si hoy estuvieran presentes en el mundo económico, al menos la gente se avergonzaría de la corrupción, ¿es que no se dan cuenta que nuestros hijos crecen entre los escándalos?.
Está llegando un momento en que todo nos parece legítimo y ya no se podrán inventar más leyes para prohibir, valdría la pena pues, empezar a respetarnos un poco más , admitiendo que la libertad de cada uno empieza en el otro y tener la valentía suficiente, para pensar por nosotros mismos y aprender a decidir, sin que otros manipulen nuestro consumo, nuestras aficiones y nuestra forma de vivir, porque al fin y al cabo, desde ahora mismo, ya nadie te dará nada, que no consigas por ti mismo.