Hace un par de años, fui invitado como Profesor , a dictar un curso para Mujeres Emprendedoras en Niamey (Niger) fue sin duda una de estas experiencias, que uno recuerda de por vida y no sólo por la complejidad o el exotismo del país, que no conocía especialmente, a pesar de haberme recorrido el Africa Occidental, en los últimos 18 años.
En mis viajes africanos, dedicados a estar con los Centros de Jóvenes de la calle, rescatados por los salesianos especialmente en Togo, Benin y Costa de Marfil, nunca he pasado la oportunidad de colaborar en la docencia de futuros formadores y gestores docentes. Pero esn esta experiencia en Niger, lo que más me impactó fue la potencia y la energía de estas mujeres, básicamente de etnia tuareg, fuertes, pragmáticas y al tiempo emocionales, seguras de sí mismas y la mayoría, pequeñas comerciantes o emprendedoras de Pymes, la verdad es que fue una experiencia impactante.
Lo que tenían en común y que descubrías en sus ojos, mientras seguían con atención mi humilde comunicación y los diversas experiencias didácticas, era sin duda, su actitud para aprender y su vocación como empresarias, naturalmente todas tenían familias, hijos y muchas cosas para atender, pero estaban allí, porque querían “nuevas herramientas” de gestión que pudieran mejorar lo que ya hacían todos los días, mucho mejor que yo, su curiosidad y la pasión por el aprendizaje eran impresionantes.
Esta percepción contrasta radicalmente con la llaxitud ante el aprendizaje, de nuestro país y las experiencia a menudo, sin ningún reconocimiento, que me toca vivir como profesor, cuando trato de hacer docencia en la universidad o en escuelas de negocio, quizás mucha gente no lo ha detectado, y muchos lo han ignorado, en especial los que se dicen “servidores” del país y cobran por esto, quizás no quieren aceptarlo o no saben como hacerlo, pero aquí y ahora, hay que empezar por cambiar el sistema educativo.
O ¿es que no se dan cuenta? Que lo que se está haciendo en este momento es contrario a la competitividad, vamos al revés de lo que debería ser la esencia de la escuela, se está estimulando el camino “fácil” desde niños, estamos cargándonos el hábito de pensar, de leer, de discurrir, de decir y lo que es peor de “descubrir”, por eso hay tan poca creatividad y nadie quiere asumir riesgos ¿ porque falta gente en FP?, pues porque las “profesiones” como albañil, carpintero o fresador…. significaban el fracaso del estudiante, eran una penalización y por eso la gente tiene miedo a emprender, pues si fracasa cree que socialmente lo rechazarán.
¿Saben lo que hace mucha gente que cobra una indemnización por despido? Pues, se va de vacaciones y ¿los que han trabajado algunos meses y tiene derecho a paro? Pues no buscan otro empleo, ni en el pueblo de al lado, ni se reciclan, más del 70 % de nuestros jóvenes de menos de 25 años que no entran el mercado laboral, no saben inglés, pero tampoco tiene un buen vocabulario, o una cultura periférica en su lengua, acabaremos presumiendo de la ignorancia y ¿los emprendedores, donde están?
Cualquier progenitor, que tiene al hijo ocioso en casa o que prefiere prepararle la comida, plancharle la ropa o darle 50 euros para salir, lo está condenando a la mediocridad y puede que a la miseria, por ello, pienso que el único camino y probablemente el mejor, consiste en creer, que deben cambiar las cosas y empezar por dejar de lamentarse por la situación global, que ya es bastante triste, pero de la que “tod@s” somos algo responsables y ayudar a los hijos para que tengan iniciativas profesionales, aunque se equivoquen, porqué detrás del fracaso viene el éxito, si no se caen nunca, cuando lo hagan no sabrán levantarse, que es lo que ocurre cuando estos jóvenes se van de casa y tienen dificultades, porqué no tienen herramientas o no saben usarlas.
Y hay que decir sin rubor, lo que le pasa al país, hemos vivido 10 años, de ensueño, la gente tenía trabajo, con poco esfuerzo, vivir era relativamente fácil, lo llamaban la sociedad del bienestar, algún político idiota, vanidoso y obviamente inculto, llegó a decirnos que éramos una potencia mundial, por favor, ignorando seguramente que el único “bienestar” es el que uno mismo es capaz de crearse, impulsando seguridad, autoconfianza, valores personales, resistencia a la frustación, esfuerzo y mucho menos egoísmo.
Quizás deberíamos descubrir desde la infancia, las vocaciones, porque no todos servimos para todo, y lo que no gusta, lo hacemos mal, cuando todo es fácil, no hay que pensar y la mediocridad crece, no es una tontería que la gente quiera ser funcionaria en su mayoría, si no se premia la meritocracia, si el progreso no va ligado al esfuerzo, se acaba por presumir de ignorancia (vean el 33 % de Share en televisión con programas que no aportan nada y con gente que carece de escrúpulos y de vida personal), es cierto que no hay soluciones fáciles , pero lo más importante es saber el porqué y el paraqué hacer las cosas, que el “como”, seguro que la necesidad y un poco de actitud, nos llevará a descubrir la salida.