Los humanos somos una especie rara y curiosa, gritamos para liberar el estrés y, al mismo tiempo, nos estresamos si alguien nos chilla, anhelamos la paz y el silencio, aunque vivimos obnubilados por un mundo ruidoso en el que triunfa la música estruendosa, los escapes libres de las pequeñas motos y las voces agobiantes de nuestros políticos.
Sin duda, nuestro cuerpo está mucho mejor preparado para resistir el ruido que sus consecuencias. También algo de estrés es necesario porque representa un recurso humano para sobrevivivir y ayudarnos a mejorar el rendimiento.
No obstante, tenemos la creencia de que el trabajo genera estrés en las personas, y daña la salud. Ello no es nuevo y tiene su fundamento en los cambios que se han producido en nuestra sociedad en el último siglo.
Es posible que internet sea “culpable” porque ha demostrado que el mundo es redondo –en realidad no lo sabíamos a pesar de Galileo- pues creíamos vivir en una especie de puzzle con fronteras que separaban continentes, bloques y mentalidades; la vieja Europa cuna del conocimiento, los Americanos innovadores y referente económico, Africanos y Oriente formaban el tercer mundo, hasta pensábamos en los japoneses como la guinda de la constancia y el oportunismo. Pero con la globalización ha crecido la competitividad, hoy los dueños de la comunicación son los blogs, youtube, google, etc. Todo el mundo tiene Pc y móvil y los “modernos” vivimos deprisa y estresados y no sabemos como afrontar la presión o la demanda excesiva.
Como en todo problema, existen unas causas y para abordarlas debemos cuanto menos identificarlas. Éstos son los 7 pecados del estrés laboral:
- Mal diseño orgánico de la empresa, tareas excesivamente pesadas o rutinarias, descansos infrecuentes, frenetismo.
- Mala comunicación interpersonal, ambientes contaminantes, falta de apoyo entre compañeros y supervisores.
- Funciones laborales y expectativas mal definidas, objetivos imposibles, exceso de responsabilidad, pluralidad de funciones.
- Preocupaciones de desarrollo personal, inseguridad, poca definición de posibilidades de desarrollo profesional.
- Condiciones ambientales deficientes, desagradables o peligrosas, exceso de ruidos, contaminación ambiental, problemas ergonómicos.
- Mala dirección, poca transparencia, ausencia de comunicación.
- Valores de la empresa indefinidos, falta de reconocimiento y poca conciliación.
Todo ello provoca en la persona diferentes trastornos físicos y psicológicos, y naturalmente el cuerpo se rebela, porque ante una situación estresante se produce una demanda extra, como un “bonus” energético que permita la función correcta de corazón y pulmones, las glándulas suprarenales liberan cortisol a partir de las señales que envía la hormona de la glándula pituitaria (ACTH). El cortisol es un aliado del cerebro porque le proveerá de glucosa, no obstante, un nivel excesivo de cortisol puede dañar el funcionamiento de las neuronas y la memoria y, según el Sr.Jorge Letayf (México) experto en alzheimer, al pasar de azúcar a energía dentro de la mitocondria produce radicales libres que atacan el DNA mitocondrial.
Es curioso observar como los niños muy cansados no pueden dormirse, ya que producen un exceso de cortisol, por ello el estrés afecta a nuestra forma de vivir. El Dr. Barry Bittman (Pennsilvania) propone un cóctel para reducir el exceso de cortisol, combinar ejercicio, música y buen rollo porque todo ello estimula el sistema inmune.
Como conclusión, propongo aprender a desarrollar relaciones mucho más fáciles y accesibles, cambiar los gritos por respeto, asertividad y comunicación, integrar el trabajo en nuestro proyecto de vida, convirtiendo así nuestra existencia en una verdadera experiencia para disfrutarla.