La verdad es que el tema de los masters y los postgrados cada vez está influyendo más en nuestra sociedad y cuando me refiero a la parte social es porque no toda la influencia es positiva como sería de esperar.
No me corresponde a mí juzgar los masters y postgrados del mercado. Yo mismo poseo algunos y soy profesor de otros, pero la automatización del mercado que se está produciendo al abrirse el mercado universitario y otras ofertas educativas, está sembrando de dudas tanto a clientes como – y esto es lo preocupante – a los auténticos evaluadores, o sea las empresas.
Atrás han quedado los tiempos en que un simple master abría las puertas de un empleo fijo de la misma forma que las licenciaturas tampoco garantizan empleo de por vida. El problema es que ni en uno ni en otro caso la suficiencia académica equivale al saber hacer que es lo que quieren los empleadores.
En realidad el primer problema es de semántica porque la “maestría” como tal debería corresponderse con la experiencia profesional, con un saber hacer acreditado y que cuenta con el reconocimiento social.
Por el contrario conozco mucha gente que posee 2 masters o postgrados antes de llegar a la treintena de edad y aún no ha empezado a trabajar. Sin ningún ánimo peyorativo, es un fenómeno social similar al de “esos famosillos” que salen y cobran de la caja tonta sin otro mérito o prestigio que la oportunidad de arrimarse a la popularidad de otro.
Con ello pretendo simplemente evitar que muchos lectores de este portal que se enfrentan a la realidad de emplear parte de su tiempo a un programa de este tipo lo hagan con el convencimiento de que les sea realmente útil.
Antes de realizar un master es muy importante descubrir el idóneo. Naturalmente, es muy difícil elegir sobre lo que no se conoce creyendo que en la búsqueda hallaremos la solución. Es lo mismo que “liarse con otro/a” por internet ya que el mutuo conocimiento requiere comunicación y en relaciones personales es el conjunto de la persona mostrada presencialmente la que nos mueve o conmueve hacia los sentimientos.
En los casos en que no esté claro el fin, más vale no perder el tiempo desde el principio. Sería el caso por ejemplo de un psicólogo industrial que cursa un master de dirección en recursos humanos y no le gustan ni la formación ni las relaciones laborales. Obviamente, un conocimiento global de la función es interesante pero en el futuro el desarrollo de planes de carrera la evaluación de la eficacia funcional y la realidad contractual pueden ser más necesarios que la selección pura a menudo subcontratada fuera de la empresa.
Por tanto, hay que estimular el camino de la proximidad tratar de saber más sobre lo que ya conocemos y creemos mejorar pero sobre todo es importante que exista una química con las posibilidades que nos ofrecerá lo aprendido en el post-grado.
Otro tema importante sería la oportunidad del momento. Para mí, lo ideal sería realizar estos programas una vez existe una experiencia laboral y precisamente durante la misma. Lo ideal sería estudiar y al mismo tiempo experimentar en un ámbito real lo que estamos descubriendo. Por tanto, debemos elegir lo que nos guste, hacerlo mientras trabajamos.
Finalmente existe el punto clave que se corresponde con la motivación. ¿Qué podemos hacer para motivarnos?, naturalmente esto es una percepción muy subjetiva, pero podemos ayudar. Búscate un master cómodo en horario, en distancia, en su contenido con mucha práctica y que esté relacionado con lo que hagas o pienses hacer.
Por fin llegamos a la elección del centro. Por mi parte quiero pensar que todas las instituciones son serias y profesionales. Obviamente las referencias de otros alumnos sirven. Vale la pena releerse el programa y buscar la coherencia entre contenidos y deseos. La acreditación del centro ayuda pero no decide en un proceso de selección a un puesto de trabajo.
Por desgracia, al final como en casi todo en nuestra fugas existenciales lo que cuenta es el resultado. En la vida encontrarás muchas personas con más de veinte años de trabajo que dicen tener experiencia, pero descubrirás que para algunos de ellos su experiencia no es otra que el haber repetido una rutina “tropecientas” veces, ya que no aprendieron nada y se limitaron a repetir lo que hacían mal.
Tú amigo lector, debes procurar ser de los otros los que analizan sus errores y al final perfeccionan un sistema propio para crecer personalmente. Un master puede ser una muleta que te ayude a caminar o el pretexto para que te olvides de seguir formándote, tú acabas decidiendo pero las empresas también lo harán.