Y tú ¿Para qué compites? Por Miquel Bonet, Profesor, abogado, autor de “Búscate la vida”
Para situar el contexto, me gustaría establecer antes una corta reflexión, sobre un principio básico al que denomino el sentido de “utilidad”, aunque no se aplica, probablemente por la misma razón, que se siguen utilizando patrones de educación absolutamente obsoletos, dicho esto desde mi modesto entender y con todo el respeto, pues la sociedad actual, reclama, gente que sepa hacer, mucho más, que el puro “saber” que no es poco, pero que a la vista del corrido informe PISA y de nuestra experiencia como docentes, pues eso, que a la mayoría de nuestros estudiantes de grado, tampoco les ilusiona, el puro conocimiento.
En la vida adulta y profesional, nos pagan, para solucionar problemas, claro que a simple vista la frase suena algo simple, incluso frívola, pero por mi experiencia laboral de más de 50 años , de los que los últimos 20, he estado en las dos mayores empresas del mundo en RRHH, me doy cuenta, que en estos tiempos frágiles y “liquidos” como dice mi admirado Z.Bauman, siendo todo tan fugaz , lo mejor es adaptarse y ser capaz de aportar valor a lo que sea, y eso marca una competencia.
Entendiendo como competencia, la suma de conocimientos, habilidades y prácticas, que con la debida actitud, permiten dar solución a temas, observables y evaluables , por tanto en la medida en que la aportación de valor sea más o menos decisiva, en el proceso económico , se obtiene determinado reconocimiento, o entendido en términos laborales, se permite aspirar y mantenerse en un puesto de trabajo.
El estudio de las competencias, llamadas transversales, porqué están al servicio de cualquier profesión, está de moda en los últimos años, especialmente aquellas que tiene que ver con la componente emocional de cada persona, ello es debido a que, especialmente las empresas que son las que generan riqueza, se han dado cuenta, que más allá de la formación académica o la acreditación por títulos o masters, detrás de cada trabajador hay una persona, que además de saber y pensar, también siente, por ello no es de extrañar, que la gente que posee la deseada Inteligencia Emocional, puede triunfar en el mundo actual, aunque sus conocimientos digamos que sean regulares.
Además de la Inteligencia Emocional, que se compone de tres factores individuales, como el autoconocimiento, la capacidad para gestionar las emociones, o sea el autocontrol y la necesaria auto-motivación, y otras dos facultades que tiene que ver con los demás, como la empatía y la relación social , también hay otras competencias transversales, que pueden aprenderse, como se aprende todo, o sea con un 20 % de teoría, otro 30% de método y finalmente un 50 % de práctica y no hay más.
Y estás “otras” competencias, podrían ser , la resistencia a la frustación, la capacidad de autoliderazgo y/o de compromiso responsable, la gestión del tiempo, la organización y el trabajo en equipos, la capacidad de anticipación o mejor esta intuición tan femenina, que los hombres podemos aprender, la flexibilidad, la visión de conjunto y muchas más, al gusto de cada uno, pero sobre todo : la comunicación, porqué es la esencia de todo.
Aunque a menudo, desearíamos no reconocerlo, el modelo que sigue la economía de mercado, es el de la extrema competitividad y para conseguirla, el principio debería ser “la meritocracia”, lo cierto es que , actualmente, no hay barreras porque internet es el gran mercado del mundo y precisamente ahora mismo, puedo asegurar que las mayores oportunidades laborales, que ofrece la crisis, son para estas personas, que se “salen de la fila” y quieren emprender algo, arriesgarse aunque se equivoquen, hacer las cosas de otro modo, innovar sobre la rutina y además explicarlo a los demás, aprovechándose del networking, las redes sociales y todos los medios, pero sobre todo “persistiendo” y con esfuerzo. Quizás de esta forma, cuando alguien nos pregunte . Y tú ¿paraqué compites?, puede ser que le contestemos:
Para ser mejor en lo mío, y ésta aspiración no es presuntuosa,pues si realmente te comprometes a competir por ser mejor en algo, sin duda podrás serlo, es tan obvio, como pensar que en una carrera si sales el primero, posiblemente llegues antes que los demás.