Hace pocos días, entrevistaba para la revista “Món Empresarial” a una gran persona y amigo, que además, es uno de los mejores directores de recursos humanos, en activo que conozco. Transcribo la pregunta ,”José María, ¿que le dirías a alguien de 50 años que busca trabajo? me contestó, Que se plantee qué le gusta y sabe hacer y que consiga que alguien le pague por ello, está claro ¿no?.
Por eso, y a través de la experiencia especialmente en pymes ,he podido constatar que el verdadero talento no se jubila nunca , ya que si tienes conocimientos y estás dispuesto a compartirlos con los demás , parece que esto tiene sentido , incluso en esta sociedad ensimismada en la oferta y la demanda.
A menudo, no nos atrevemos a empezar cosas nuevas , aunque creo firmemente que es importante realizar algún sueño y no tener miedo a perder a pesar de que no se consiga , porque en el camino seguro que seremos felices teniendo muy presente, como decía Carl Jung que”la vida no vivida es una enfermedad de la que se puede morir”.
Admiro profundamente a estas personas que dedican su vida a construir los sueños de otros , a los pedagogos que contribuyen a facilitar el aprendizaje de muchas personas, a los emprendedores que contagian su ilusión a otros llegando a crear una empresa , a estos trabajadores sociales que realizan su trabajo intentando mejorar un poco su entorno y todos ellos tienen en común plantearse vivir cada día como si fuera el último de su vida .
Es verdad que vivimos deprisa , que a menudo no tenemos ni siquiera el tiempo para reflexionar lo que queremos hacer y nos encontramos simplemente haciéndolo , pero si además de intentar sobrevivir en este mundo global, demasiado rápido , tecnológico y probablemente esquizofrénico, no somos capaces de hallar un sentido en nuestro trabajo, es seguro que no hacemos lo que tenemos que hacer y nos pagan simplemente por realizar una función laboral.
Casi todas las personas tenemos cierta habilidad ,unos mejor que otros en determinadas cosas. Para averiguarlo, sólo debemos escucharnos a nosotros mismos y una vez lo hemos descubierto ,podemos incluso, adquirir el conocimiento y la maestría necesarios, con el tiempo y mucha práctica, pero al final, la forma en que lo hagamos sólo depende de nuestra actitud ,pues el éxito es una percepción de los demás.
Confieso que me atrae más el sector de los servicios , a los que me he dedicado casi 40 años , que los bienes tangibles, quizás porque en estos últimos, la presencia humana no es imprescindible y ahora con internet , el vending y estas personas opacas que pululan en las grandes superficies y en algunas tiendas que todos sabemos, mucho menos.
Me gusta creer que el servicio nunca acaba en la transacción. No ponemos el dinero en la caja de un banco ,ni compramos simplemente el derecho a estar un tiempo en una cama o unos consejos legales que están en algún libro , sino la confianza de una profesional que trabaja en finanzas, el placer de la estancia hotelera y la seguridad de un abogado.
El sector residencial y de salud es aún más sensible a este valor humano que acompaña a los servicios. Probablemente no recordaremos a un camillero porque sea un conductor excelente y circule con rapidez entre pasillos y ascensores , pero nos acordaremos si nos ha sonreído.
Es importante aprender a tratarnos bien unos a otros. Creo que lo bueno de las actitudes es que son gratis y lo malo es que no se pueden pagar con dinero. Las propinas son otra cosa ,en el fondo,si no podemos realizar nuestro ideal , podemos intentar idealizar y transformar la realidad.
La naturaleza es tan sabia que nos ha dotado de determinados sentidos para conocer la naturaleza de las acciones de los demás. Todos sabemos exactamente en que momento somos escuchados y por tanto aceptados por otra u otro. En la Universidad de Palo Alto (California) un grupo de investigadores probó que en la comunicación más del 55 % es no verbal y las palabras suponen sólo el 8% del mensaje. Por eso, llegamos a saber si alguien nos escucha, simplemente mirándole a los ojos .
Al final de todo, resulta que en el mundo del trabajo, de la misma forma que en el mundo real, cuenta mucho más el “cómo” hacemos las cosas que el hecho de hacerlas, de la misma forma que cuando se selecciona a alguien para un puesto laboral, cuenta mucho más su actitud y sus ganas de aprender que el currículo de conocimientos.
He querido estrenar este artículo como “las buenas maneras” simplemente para que reflexionemos algo más en la forma en que nos comunicamos con nuestro prójimo, vivimos una sociedad muy crispada en la que apenas se dialoga , mucha política , excesivo consumismo ,con poco tiempo para pensar y para dialogar, quizás si intentáramos escucharnos hasta podríamos entendernos.