No quiero ni pensar que los únicos que nos preocupamos por la gente, seamos los que llevamos tantos años trabajando en Recursos Humanos, pues formamos una extraña especie que se siente feliz cuando la gente disfruta de un trabajo que le permite cierta calidad de vida; aunque nos lo ponen difícil, de verdad, ya que por mucho que tratemos de inspirar desde el aula y en cualquier foro posible con mensajes positivos, animando a conquistar competencias transversales, desarrollar el talento propio y hacer mejor las cosas, después llegan las dudas sobre la honestidad de políticos o clase dirigente y el discurso de valores, ética, eficiencia o liderazgo se nos va a paseo.
La parte fea de la economía, es que tiene poco que ver con las ideas, porque al final todo se traduce en los puñeteros números, al final se trata de tener un buen salario o muchos ingresos para vivir mejor, gastar más, dando trabajo indirecto a más gente,o sea si te esfuerzas más para ganar más dinero se supone que ayudarías a aumentar la empleabilidad, más gente trabajando, que consumiría más y aumentaría el circulante de dinero, por tanto habría más prosperidad para el conjunto y esto estaría bien en una economía productiva, pero no funciona asi y conste, que tengo poco de economista pero puedo ver como está la gente de la calle y parece que el beneficio general, se lo llevan algunos especuladores pues aquí sobran empleadores y faltan buenos empresarios..
A menudo me planteo si esta codicia en todo y para todo va alguna parte, cuando la cuestión debería ser construir un modelo económico y social en el que participe el que quiera y en el que, con algunos matices, cada uno pudiera aportar cierto esfuerzo, experiencia e innovación en beneficio del conjunto y que significaría un indicativo de prosperidad , pero los que no quieren más que sobrevivir al menos que no entorpezcan.
Como siempre , el caballo de batalla, pasa por la educación. Presumimos de tener miles de jóvenes en la universidad pero, que después no tienen trabajo, porque no están cualificados en competencias o sea habilidades conocimientos experiencia y actitud o no hay puestos o perfiles adecuados a su formación, mientras, tenemos auténticos déficits en FP, sí, lo digo bien, nos falta gente de oficio además de técnicos o ingenieros, el paradigma consiste en fortalecer la vocación libre y espontánea, o bien tratar de inducirla desde una óptica de mundo global, tecnológico, pero sin perder su componente humana.
Nadie se atreverá a enfrentarse al progreso tecnológico, entre otras cosas porqué es imposible, pero quizás deberíamos ser capaces en estos tiempos líquídos que vivimos, de construir ciertas reglas y principios dentro de esta red digital, para priorizar lo que realmente es importante, renunciando a crear necesidades superficiales que mantienen economías sin valor añadido y que contribuyen a la frustación de los que hipotecan horas de su vida para poder pagar un consumo absurdo, comprando ”cápsulas de felicidad” limitada y sin trascendencia para nadie, tristes aquellos que empeñan su tiempo solo para satisfacer sus caprichos, obviando que nuestra propia vida tiene sentido, cuando contribuye a construir la de los nuestros.