Amigas y amigos, volvemos a empezar, esto es un juego, una vez más, se ha puesto en evidencia la inutilidad absoluta de nuestros políticos , lo de “nuestros” no supone afinidad alguna, simplemente porque son del estado en el que vivo y lo de “políticos” por llamarles de alguna manera, porque etimológicamente nada tienen que ver con la presunción de Aristóteles, pues ni hay discurso político, porque ni saben hablar y menos escuchar, ni hay filosofía, porque su pensamiento no tiene que ver con la gente, sino en su interés y no hablemos de ciencia, porqué la única realidad contrastada es el fracaso, que nos lleva a nuevas elecciones.
Y que esperábais? Eso es lo que hay en la calle, en un país en el que los programas de televisión con más share, son circos que se nutren de vender estupideces vitales, de personas que ni saben, ni quieren ni pueden, aportar algo que mejore la sociedad de alguna forma, la realidad es tener una educación y una productividad a la cola de la UE, con una deuda superior al PIB , viviendo con una desmesura absoluta de funcionarios, de asesores, de “fantasmas” y celebrando esta prepotencia del siglo de oro, que no se acabó con la muerte de Calderón, sino que sigue y sigue; Ay como añoro el vacío, del liberalismo que nunca tuvimos, sino porque se han redactado más de 60.000 leyes? pues, para vigilarnos y recelar unos de otros .
Pero no hace falta que nos apuremos, esto seguirá, porqué todo es economía y ésta se alimenta de las miserias, por eso indirectamente condenamos a los emprendedores, al gente que tiene ideas y nuestros hijos se ven obligados a desarrollar lo que han aprendido aquí (y que hemos pagado entre todos) en el extranjero, pues aquí está prohibido incluso el intento, se penaliza el fracaso y nadie quiere arriesgarse, para los mediocres, mejor siempre comprar que inventar, ideal que otro haga mi trabajo y yo espero que me traigan la subvención a casa -porqué es un país que prefiere el subsidio a la sostenibilidad- la gente especula con sus impuestos, porqué sabe que no se administran bien, porque no hay penitencia para el gran ladrón, ni justicia para el ciudadano medio, somos culpables del pecado que cometieron nuestros antepasados, que no supieron unirse a los ideales de la revolución francesa, por eso, ni igualdad, ni fraternidad, ni libertad bien entendida y todo el mundo parapetado detrás de una constitución que ya nació muerta, para justificar la transición, pero sin vitalidad ni realismo hacia los nuevos tiempos.
Y otra vez, a votar ¿para qué? Pues para hacer otros miles de leyes que controlen las anteriores, para crear nuevos pesebres con otras siglas, y más billetes de bussines y nuevas pensiones vitalicias y gin-tonics a 3 euros. Lástima que la verdad esconda, a esta docena de futuros diputados de buena fe, que aún creen en el ser humano, que caminan con el alma desnuda convencidos de que algo puede cambiar, que pena!, nada cambia cuando no hay derechos humanos, cuando se prefiere vender que compartir, cuando tanta tecnología no sirve ni siquiera para atender el único deber de la humanidad, que no es otro que erradicar la pobreza.