La carretera es mi amiga!!

Hemos compartido el fin de semana con el grupo de amigos con los que hicimos juntos la Ruta 66, en Estados Unidos, un encuentro entrañable, con buena gente, buen marisco, salud y amistad, o sea, lo importante de la vida, o ¿hay algo mejor que ser feliz compartiendo amistad?

La verdad es que lo demás carece de importancia, poque ni la política, ni husmear en la vida de los demás, ni siquiera el deporte con toda la nobleza que sin duda contiene, no nos añade ni un ápice de felicidad y no va más allá del tiempo que tardamos en degustarlo y si  no participamos directamente, tampoco formamos parte de esta experiencia.

Al final, sólo cuenta la ilusión que depositas en un sueño, el sacrificio que a menudo conlleva realizarlo y el reconocimiento personal y de la gente que está contigo, esa a la que llamamos “mi gente” y que siempre está, que a menudo está lejos y que no tiene que ver,lástima, con tu propia familia.

Momentos vividos, son aquellos que no se describen porque ya han pasado, son los que cuajan en tu corazón, provocando pequeñas grietas, que solo se cubren con el bálsamo del afecto, pero del de verdad; los amigos no son para tomar copas o cenar juntos , sino para “estar”, para “empatizar” en sus vivencias, para escuchar su dolor y sus risas, lo demás es el envoltorio, hermoso aunque fugaz, pero cuando se pone el corazón es tan imborrable, como el momento en que tomas la mano de tu hijo y le juras dentro de tí, amor eterno.

A veces la moto es la compañera, que te lleva por el camino de la vida , sin otro rumbo que disfrutar la libertad, sonrojándote en cada curva, pensando en la nada y emocionándote con el paisaje, sentir el corazón de tu máquina mientras se desliza por el asfalto de esta carretera que pisamos y que se convierte en la biblioteca infinita que guarda los libros en los que cada motero escribe sus sueños, pero la mayor emoción de estos momentos, sólo lo supera  la fortuna de compartirlos con el grupo, con tu pandilla , con tus compañeros de Ruta 66.

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