Para los que no lo habeis conocido, pues la verdad, lo siento porque os habeis perdido una declaración permanente de amor, destilada con un gusto extraordinario por uno de los mejores intérpretes del bolero, de todos los tiempos y con esta fuerza única que sabía imprimir a las emociones regada por su sangre gitana.
Un homenaje muy humilde por mi parte
, pero necesario en unos momentos en que el mundo se ha vuelto tan loco por ser conocido a través de las redes sociales , que ha llegado a olvidar que lo más importante es convertirse en alguien que vale la pena conocer.
Quizás la única receta que no va a caducar , muy a pesar de esta revolución imparable del 4.0 y con tanta digitalización, sea precisamente el lenguaje del amor , porque sobrevivirá a los sueños que no llegarán nunca a construirse si no se han abonado con esta confianza , complicidad y volubilidad que sólo podemos sentir cuando amamos.
De la misma manera que nadie va a sobrevivir a la muerte porque forma parte de la vida, la declaración de amor es lo único que nos hace humanos , todo lo demás son números , aritmética de lo imposible, convertida en “ebitas” , en listas imposibles de consejos de administración rendidas a algo que se denomina capital, pero que no tiene cabeza, ni piensa, ni limita más allá que el egoismo que contribuye a esclavizarnos.
Alguien puede concebir un liderazgo que no ame a las personas a las que inspira? o bien ¿donde esconde su carisma la digitalización? lo peor es que nos reconocemos en este mundo superficial e informatizado, en el que las estructuras y los valores se han desvanecido frente al poder del consumismo global y en el que todo parece subliminado al único dios imposible que no es otro que internet, podemos vivir sin un abrazo, podemos ignorar las caricias pero no damos un paso sin un smart phone.
Y frente a todo éso, sólo nos queda escuchar las frases del alma envueltas en la música, como si fuera el mejor refugio para tomar aire y conseguir un poco de fuerza para enfrentarnos a la vida y aunque la sencillas frases de amor no sean más que un pequeño bálsamo, cuanto menos nos invitaran a cerrar los ojos y así poder imaginar que el mundo sería un camino mucho mejor cuando alguien nos ofrece la mano para recorrerlo juntos.