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Cuando liderar es convencer

Se dice en Africa que “cuando llega la oscuridad, comienza la vida “ la metáfora  tiene que ver con  la supervivencia de la mayoría de animales  de la sabana, que cazan y comen de noche para sobrevivir, aquí hemos aprendido que cuando se apaga la luz de la superabundancia,  un nanovirus infeccioso, ha sido capaz de parar el mundo del siglo XXI, el del neoliberalismo individual, de la globalización sin límites, la digitalización, el 5G, los drones y la robótica  este mundo en el que el 50 % de la riqueza está en manos de un 1 % de la población, éste que gasta cien veces más de lo que necesita y deja morir  de hambre a 8.500 niños al día (informe de la OMS), con potencias que abandonan la Cumbre de cambio climático  porque sus líderes no son capaces de encontrar soluciones innovadoras para permitir la desvinculación del crecimiento económico con el consumo de recursos.

Quizás  pasaremos a la historia como aquella generación que lo tuvo todo para ser feliz ,pero por codicia, por mercadear con todo, acabó cargándose el planeta y ni siquiera le bastó  contar con más de 80.000 sustancias químicas (www.novate.ru), para combatir esta pandemia, porqué en realidad, no estábamos prevenidos  y no pudimos impedir que  mueran diariamente  miles de personas por el  Covid19. Pero, más allá de las pérdidas humanas y la enorme crisis económica de la que nos recuperaremos, me preocupa la gestión humana de esta crisis y como a la mayoría de los profesionales que durante decenios hemos tomado decisiones sobre equipos, en las empresas, sólo sabemos lo buena que es “nuestra gente” en situaciones difíciles y ahora descubrimos lo mejor y lo peor de nuestra sociedad.

Más allá de la parte amable de las personas y de muchas grandes empresas facilitando teletrabajo y compensaciones para aliviar las diferencias de productividad  y otros ejemplos de civismo, también vemos actitudes incívicas como las “huidas” de campo y playa, desobedecer las normas, acaparamientos y  actuaciones miserables como intentar expulsar de la comunidad a trabajadores sanitarios o de alimentación por el potencial peligro de “cumplir con su trabajo”, por suerte son casos aislados, lo realmente preocupante es la forma en que se lidera en una crisis, obviamente por parte de los gobernantes y sus opositores, evidenciando que no están mínimamente preparados para liderar nada por una sencilla razón, porque no lo aprendieron, porque no saben y además ni siquiera saben que no saben; porque la gente espera soluciones de su líder, porqué faltan profesionales, acostumbrados a lidiar en un mercado competitivo, que sepan innovar, y reinventarse para seguir allí, pero para eso harían falta políticos de nivel , que sepan estar a la altura, con más humildad que soberbia, que entiendan que es mejor la cooperación que la competencia, que eviten vergonzosas escándalos como la gestión de EPI y que entiendan que lo importante ante una crisis es resolverla  sin importar de quien es el mérito, pues la felicidad  no depende del triunfo individual sino de la idea colectiva buscando el bien común.

Como siempre ,nos salvará la campana de la improvisación, el ingenio y el instinto, cualidades en las que vamos sobrados , pero ahí va un aviso para navegantes, liderar significa inspirar confianza, y creer en la gente y para ello, hay que quererla, por tanto ser capaz de unir y no me refiero a envolverse en una bandera, sino a comunicarse, negociar y conciliar, con sentido común, algo que en este país es tan escaso sin olvidar que la complicidad, la implicación y los objetivos se convierten en comunes cuando el pueblo confía en sus líderes y nunca por la via de  los decretos, recuerden que durante años se ha recortado lo que ahora salva vidas, no se dirige a base de decretos, como decía Unamuno en otro contexto, se trata de saber convencer.

Estamos a prueba.

Pues sí, lo cierto es que  nunca conocemos del todo nuestros límites hasta que alguien nos pone a prueba y hoy escribo estas líneas emulando, como no, a un  personaje de Alexandre Dumas este fabricante de mis sueños de juventud y seguro que la de muchos, cuando nos contó la historia de este hombre injustamente encarcelado durante siete años  y que se convertiría en el Conde de Montecristo, pues bien,  salvando las distancias y confiando en que  este cautiverio vírico  no sea tan largo, trato de aprovechar que el mundo se ha frenado para ocuparme de recuperar alguno de aquellos buenos hábitos como el de pensar, analizar y hasta me atrevo a sacar mis propias conclusiones.

La primera evidencia  es que nunca hemos creído que podríamos ser tan vulnerables como lo somos en este momento  y la primera razón que se me ocurre es que resulta muy difícil empatizar con la gente privada de libertad  cuando conservamos la propia, pues la reclusión  y la renuncia a la comunicación social puede parecer interesante siempre y cuando se trate de  algo deseado, pero nos resistimos a la imposición porque somos hijos de una cultura rebelde, incluso anárquica que nos ha funcionado hasta ahora, porque en general y por historia somos un país opuesto a la racionalidad y al método, de nuestros vecinos del norte y cualquier tipo de orden y mandato se nos hace extraño y hostil.

Por otra parte, pienso que no debemos preocuparnos más de lo necesario ya que la recuperación económica se producirá  incluso antes de lo previsto, porqué las finanzas sostienen el mundo del que formamos parte  y los dueños de todo necesitan del servilismo de los consumidores que somos los demás y si no hay dinero se inventará para que no pare la actividad humana y el consumo, pero quedarán secuelas  y además esta crisis ha desnudado las graves carencias de nuestra sociedad  y sobretodo las más evidentes que siempre tienen que ver con  la educación cívica  pues más allá del  “Resistiré”-que está muy ben- de los mensajes de todos los colores que circulan desde los tonos más divertidos  a aquellos más  humanos y emotivos ,se han manifestado como no podía ser de otra manera , los problemas que derivan de un liderazgo  ambiguo, también de una sociedad dividida  incapaz de empatizar y mucho menos de respetar, por eso  el gobierno ha tenido que recurrir a medidas policiales y a la amenaza de sanciones pecuniarias para conseguir un propósito que debería obtenerse simplemente por simple sentido común y de convivencia.

Está muy bien todo  este avance tecnológico, la digitalización y esta globalización que precisamente  ha contribuido a la difusión universal del “bicho”, a lo mejor estas cosas que están pasando consiguen ponernos en nuestro lugar  y nos hacen reflexionar , porque lo malo es que la amenaza de algo tan diminuto  nos retiene en nuestras casas y  afloran nuestras debilidades como seres humanos, incapaces de respetar normas, víctimas de obsesiones, las que en su día  lo fueron por la “masteritis “lo son ahora por la acumulación de “papel higiénico” sin término medio, no obstante, ponen a prueba nuestra calidad como ciudadanos; pues esta  gente indisciplinada que se salta el “toque de queda” es la misma que en la empresa va a su bola ,descuida la Prevención de Riesgos y no quiere comunicarse ni compartir ideas que mejoren la eficiencia del equipo con sus compañeros de trabajo , porqué jamás entendió que el proyecto de cualquier comunidad, de una corporación, de la familia con quien vive y el suyo propio, son lo mismo y todos contribuimos en la construcción de una sociedad más justa y con más sentido, por ello y una vez más, la vida  y los hechos excepcionales siempre nos ponen a prueba por una simple razón, para que aprendamos.

 

Los jóvenes y la libertad

A las puertas de tres elecciones , me vienen a la cabeza pensamientos extraños, como por ejemplo, porqué la gente que ha demostradado que sabe gestionar en las empresas no se dedica a la política y no serà por falta de vocación  porque para muchos de nosotros servir a os demás, liderar, organizar, mentorizar y trabajar significa también realizarnos, desarrollar nuestras competencias y construir una cociedad para nuestros jóvenes más libre.

Desconozco como les va en otros paises, pero doy fé que en este país no hemos estado muy afortunados en la elección de estos conciudadanos que deberían gobernarnos y las consecuencias están en la calle : hasta siete leyes escolares en los últimos 35 años, descontento generalizado incluso  con uno de los mejores sistemas sanitarios del mundo, especulación permanente en la vivienda, desajustes gravísimos en infraestructuras, con cientos de kilometros de AVE y de autovias de dudoso aprovechamiento y aún sin un corredor para todo el mediterráneo que nos conecte con Europa y encima , escándalos , corrupción y más cosas.

Lo mejor sin duda de este país es sin duda , esta juventud que debe ser el futuro y la consecuencia del trabajo de todos  los ciudadanos de a pie, que resistimos y laboramos ,sin perder este optimismo  tan latino, que nos permite pintar cada dia la vida con los colores de la esperanza y claro está, los millones de autónomos, profesionales y pymes, que suman más del 90 % del PIB, aún teniendo en cuenta la poca ayuda y en muchos casos la nula empatía de la mayoría de políticos  mucho más preocupados por aguantar en la silla que en rendir cuentas a sus votantes.

Por suerte no funciona así el mundo laboral, pues, sin iniciativa personal o cultura emprendedora  seguiríamos en el tercer mundo. No quiero repetirme con los problemas de la falta de liderazgo y la mediocridad evidente, pero nos estamos metiendo en la cuarta revolución industrial y la mayor parte de nuestros jóvenes, siguen desorientados  sin proyecto de vida ye n muchos casos adquiriendo conocimientos convencionales, que difícilmente podrán validar como competencias en el futuro, porque hay muchos currículums de grado que han olvidado que el único sentido del aprendizaje consiste en ser eficientes  y congruentes con el conjunto de la sociedad , por tanto convertirlo en talento y conocimiento útil.

A menudo imagino esta transición hacia el siglo XXI como caminar por un alambre, tratando de avanzar para evitar el precipicio  con la misma metáfora del “corto plazo” a la que me refería hablando de políticos y me niego a creer que no seamos capaces de reinventar-nos y recuperar de alguna forma los valores que nos llevaron  hasta este relativo bienestar que disfrutamos, el camino sería tan sencillo como recurrir a la educación, en un proceso que incluya padres, profesores  y gente de a pie y conste que no es una quimera, hay que recuperar toda esta humanidad que nos hace personas, pues, para dominar la digitalización, debemos  ser los protagonistas, asumir la responsabilidad  y comprometernos individualmente .Nuestros milenials dudan del futuro porque nosotros  que somos su presente no cumplimos  la obligación de construirlo con nuestras decisiones, ni tampoco  ponemos los medios para actuar con ética sobre pilares sólidos pues  regalamos el  voto sin exigir nada, obviamos que nuestro compromiso consiste en ayudarles a superar el miedo de la incertidumbre para que puedan recuperar la confianza en sí mismos.

NO-VALE-TODO-CON-TECNOLOGÍA

 

Por Miquel Bonet, Profesor , abogado, autor de Búscate la vida

Sin duda vivimos unos tiempos complejos y lo son tanto, porque al mismo tiempo que estamos progresando, parece que  estamos caminando hacia atrás como los cangrejos, pero con limites perversos, a mí me recuerda un poco la frasecita de la “reina  roja” del cuento extraordinario que nos dejo Lewis Carol  “Alicia en el país de las maravillas”  , la reina le dice a Alicia “ aquí tienes que correr a toda velocidad para poder permanecer en el mismo lugar”, sin duda sería aplicable para esta generación de nuevos universitarios que se enfrentan a un mundo laboral cambiante y a  esta digitalización que hace envejecer las cosas antes de que aprendamos a utilizarlas.

Todo eso de la tecnología está muy bien , pero la cuestión está en conservar los valores y el aprendizaje que nos hizo llegar hasta aquí y a mí me preocupa, el desconocimiento de la historia que tienen nuestros jóvenes, a nadie le importa lo que pensaba Marco Aurelio o quien era Arquímedes, a pesar de que inventara la primera máquina de vapor hace más de 2000 años, tampoco les preocupa saber porque existió la revolución Hippie en el 68, ya que tienen  otros símbolos, el problema es  que alguien dicte el camino de su vida porque no quieren o no saben tomar sus propias decisiones, quizás porque no tienen  criterio y al final resulta que Justin Bieber les dice como deben actua, Hollywood, les dice que el cine son los transformers, vengadores y zombies o Mark Zuckerber, les invita a que cuenten lo que están haciendo las 24 horas del dia, incluso hay un Mobile Congress, que por sólo“799 euros” de entrada te pone al dia

Y el problema no está en las herramientas, porque estos iPads, tablets o las App, son ingeniosas y sin duda útiles en muchos casos, porque yo me sumo a la comunicación en todas sus fórmulas, el problema está en lo que podría ser “el letargo cerebral“ y que toda ésta plasticidad neuronal que tiene nuestra juventud, reste la capacidad de conocerse mejor, pensar antes de actuar, racionalizar, aprender otras cosas o peor , que la tecnología “mate” la curiosidad, porqué entonces nos encontramos con gente que funciona como un “zombi-robot” obediente a los mandatos del sistema o de las redes, pero incapaz de recuperar su voluntad de decidir y cuya consecuencia en el mundo laboral les convertirá en puros especuladores de “tendencias” aplicadores de unas metodologías que les vienen dadas y muy poco capaces de liderar nada que no sea individualismo y por tanto inútiles para buscar el progreso al servicio de la gente que contribuya a mejorar el mundo, pues su compromiso es nulo.

Hay algo muy cierto y que los docentes los vemos y vivimos en nuestra experiencia diaria y es que  todo lo que significan los avances técnicos,  la digitalización  y la apertura de mente, todo eso es bueno , pero cuidado con la parte perversa de nuestro marketing, de nuestro consumismo, del atentado constante a la naturaleza, porque todo  lo que es malo y no aporta valor, la tecnología lo hace peor.

Nada-es-lo-que parece

O por lo menos, nada de lo que ocurre a nuestro alrededor parece predecible,ni las personas, ni los mecanismos de poder, ni mucho menos el tiempo, pasamos por un invierno loco, de la inundación, a la sequía más completa, si el deporte dignifica también se contradice, porqué mientras aparecen nuevas promesas, al final acaban dominando el cotarro los viejos héroes Federer, Carlos Sainz, incluso este Luck Skywalter, ya envejecido que es el símbolo de la resucitada Star Wars, no creo que todo se deba a la nostalgia con el vintage, sino simplemente que la presión de la innovación, provoca la caducidad antes de que  la gente se encariñe con algo.

No creo que todo eso sea malo, tampoco bueno, pues en esta huída hacia adelante y perdiendo tiempo con la gamificación al final, olvidaremos no sólo la infancia , sino el pueblo en el que nacimos o a qué se dedicaban nuestros padres, de la misma forma que se van olvidando muchos valores que aprendimos y enseñamos, como por ejemplo, comunicarse, escuchar, mirar, acariciar o simplemente poner la mente en blanco.

No sabemos a que sabe el viento, porque nos refugiamos ante la primera brisa y lo más aterrador será cuando la gente deje de enamorarse , porque sea incapaz de construir un castillo en el aire mientras se van improvisando los planes con esta fantasía mágica a la que llamamos imaginación.

Y cabrea mucho que no sólo caduquen los smartphones y los terminales digitales, que nos esforzamos por conseguir más agilidad en mensajes y más pixels en los retratos, simplemente para testimoniar a cada hora  nuestra presencia en la vida para a los demás y lo peor es que nos quedemos sin poetas y sin el tiempo para escucharlos, porque ellos podrían devolvernos con el aliento de sus palabras el recuerdo que os lleve a respirar de nuevo, que es el testimonio de sentirnos vivos.